Antes de elegir la profesión de traductor, pregúntate antes:
1 ¿Es mi vocación?
Es algo que adoras hacer. Algo que no puedes dejar de hacer. Te apasiona. Y se te da mejor que ninguna otra cosa.
2 ¿Te gustan los idiomas? ¿Tienes facilidad?
Deben gustarte mucho los idiomas extranjeros. Pero el que más debe apasionarte es el tuyo, el nativo.
Un buen traductor debe perfeccionar continuamente y dominar su lengua materna. No sirve de nada saber mucho inglés si luego no sabemos escribir correctamente en español. Es muy importante la ortografía y el estilo.
3 ¿Te gusta aprender cosas nuevas?
Un buen traductor estará ansioso por aprender más de sus lenguas de trabajo, de su oficio, de las novedades ortográficas. Estará siempre buscando cursos a los que poder apuntarse. Buscará palabras en el diccionario por el puro placer de aprender.
Somos unos frikis, vamos ;-)
4 ¿ES SUFICIENTE CON SABER UN IDIOMA?
NO. Rotundamente no. Necesitarás muchas horas y años de estudio. Muchas horas de traducciones. Leer todo lo que puedas en tu lengua nativa. Fijarse en las soluciones de otros traductores.
5 ¿Una profesión solitaria?
Depende de ti. Puedes trabajar en casa pero intentar ir a todos los cursos, talleres, conferencias y quedadas que puedas. Puedes compartir espacios de trabajo. Estar activo en las redes sociales más prácticas como Linkedin o Twitter. También puedes inscribirte en listas de distribución como http://www.rediris.es/list/info/traduccion.html.
5 ¿No te gusta leer o estudiar?
Definitivamente, la traducción no es para ti. Vuelve a la pregunta 1 y averigua qué es lo tuyo.
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